La actriz se reencontró en Italia con su novio, el canadiense Michael Bublé para el festejo pendiente por su cumpleaños número 23. Estuvieron paseando su amor por Verona, Milán, Zurich y Bélgica, ciudades donde el cantante dio sus shows. Intimidades del encuentro que ofició como una luna de miel anticipada.
El sueño de pasar su cumpleaños junto a su amor se estropeó por culpa de los conciertos de él. Sin embargo, Luisana Lopilato tuvo su revancha pocos días después, cuando Michael Bublé la sorprendió dedicándole un show en la Arena de Verona frente a miles de personas. “Pasé diez días románticos en Europa”, confesó la actriz a 7 DÍAS, después de acompañar a su novio en el tour por el Viejo Continente.
Unas semanas atrás, la actriz le confirmaba a esta revista que los preparativos para la boda seguían en marcha, pero que todavía no habían establecido una fecha exacta. En noviembre de 2009, la pareja se comprometió frente a sus íntimos en la Argentina; era una buena fecha para formalizar con brillos de diamantes el año de relación. Como símbolo, él le regaló un anillo diseñado por el joyero de Vancouver, Minichiello. Y para dar curso al dicho de “que el casado (aunque falte todavía) casa quiere”, se compraron una propiedad en Nordelta, donde pasan sus días cuando él la visita en la Argentina. Felicidad digna de algún cuento de hadas, o por lo menos de alguna tira de su mentora Cris Morena.
A pesar de que residen en distintos hemisferios, la pareja supo encontrar la fórmula para que el amor se mantenga vivo aún en la distancia. Desde que se conocieron a fines de 2008, la actriz y el cantante viven su relación, de avión en avión, visitándose constantemente cada dos o tres semanas, aproximadamente. Cuando ella firmó contrato con Pol-ka, solicitó tener licencias para poder viajar y estar con el canandiense. Y lo vienen llevando a la perfección. Pero esta vez, el cronograma de visitas que tienen arreglado se complicó por los compromisos laborales de Bublé que impidieron que esté con Luisana en su cumpleaños.
Soplar la velita. El 18 de mayo la actriz de “Alguien que me quiera” celebró sus 23 rodeada de sus amigos y de su familia, pero faltaba alguien muy importante: su novio. El cantante había planeado viajar a Buenos Aires para esa fecha, pasar el fin de semana con ella y luego partir los dos juntos a Italia; sin embargo, se confirmaron algunos conciertos de su tour en París y tuvo que pasar ese día a kilómetros de distancia de su amada. Después de un festejo íntimo, la ex “Rebelde way” empezó armar sus valijas para vivir una luna de miel anticipada en Europa.
El viernes 21, alrededor de las 18, Luisana, empezó su camino a Ezeiza para tomar el avión que la reuniría con su novio unas horas después. A la mañana siguiente, luego de dormir durante el viaje, y hacer las conexiones correspondientes, la rubia se despertó en Venecia. Ése fue el día del reencuentro entre la argentina y su canadiense, que se estaba preparando para el concierto nada más y nada menos que en la Arena de Verona, mítico lugar por el que han pasado figuras, como por ejemplo, Luciano Pavarotti. Y, para los más románticos, el lugar donde Romeo y Julieta escribieron la mejor historia de amor.
La pareja no se veía desde fines de abril, cuando el intérprete de “Haven’t met you yet” anduvo por la Argentina y acompañó a su novia en la dolorosa muerte de su abuelo. La noche del recital, con un coliseo lleno de espectadores –ignotos y celebrities– Bublé no temió en expresar sus sentimientos y le dedicó todo el show a Luisana. Mientras ella, desde la platea le transmitía a sus fans su minuto a minuto en su Twitter: “En el show!! Tremendo la gente está a full!”, contó.
El día siguiente encontró a los enamorados en Milán, donde se dieron el lujo de recorrer sus calles y comprar en sus tiendas. Entraron a la exclusiva marca Belstaff, acompañados por el guardaespaldas de Michael que los cuidó en todo momento. Él recorrió las novedades de la colección, mientras que ella se mantuvo pendiente de su BlackBerry desde el que estaba en contacto con todos y actualizaba sus redes sociales. “Acá en Milán están todos muy contentos porque ayer ganó Milán en el fútbol! Y el gol lo hizo un argentino! (Diego Milito)”, contó desde la ciudad italiana. En la distancia Luisana se liberó y no tuvo pudor en confesar que había comido demasiada pizza y pochoclos.
La ajustada agenda de Michael Bublé le dio un poquito de respiro a la pareja, ya que recién el 25 el cantante tuvo que volver a subir a escena en Munich. En donde el clima les permitió disfrutar a pesar del calor. El tour siguió por Zurich, pero la ciudad no fue tan generosa y los recibió con un cielo gris, frío y con un poco de lluvia. De todas maneras, Lopilato no se apechugó y salió a caminar por la urbe con su trench. El 28, los amantes estuvieron en Berlín, donde el nuevo Frank Sinatra fue ovacionado en el estadio O2. Éste fue el comienzo del final del viaje. Dos días después llegó la despedida en Bélgica, en Antwerp, con una comida íntima, en los Países Bajos, donde la pareja estuvo junta por última vez, hasta que la agenda de Bublé le permita viajar a estas tierras o hasta que la actriz consiga nuevamente permiso de Pol-ka para ausentarse de las grabaciones de la telenovela protagonizada por Osvaldo Laport.
En Bélgica, Luisana no tuvo tiempo de ver en el Sportspalais el show de su novio con las canciones de su disco “Crazy love” (que ya se sabe de memoria de tantas veces que vio el recital). Ella se despidió tras de haber sido tratada como una reina en las ciudades más hermosas del Viejo Continente y en los hoteles más lujosos. De todas maneras, la actriz no se desconectó de todo de la Argentina y todas las tardes se trasladaba para ver por Internet el capítulo de “Alguien que me quiera”.
El lunes 31, Luisana despertó en la furiosa Buenos Aires, y como una Cenicienta que deja el cuento de hadas tuvo que lidiar otra vez con el tránsito porteño y regresar al trabajo. Sin embargo, se trajo el buen recuerdo de sus días con Michael que le servirá para aguantar la distancia hasta el próximo encuentro.
Fotos: archivo 7 DÍAS.
Fonte: ElArgentino
Unas semanas atrás, la actriz le confirmaba a esta revista que los preparativos para la boda seguían en marcha, pero que todavía no habían establecido una fecha exacta. En noviembre de 2009, la pareja se comprometió frente a sus íntimos en la Argentina; era una buena fecha para formalizar con brillos de diamantes el año de relación. Como símbolo, él le regaló un anillo diseñado por el joyero de Vancouver, Minichiello. Y para dar curso al dicho de “que el casado (aunque falte todavía) casa quiere”, se compraron una propiedad en Nordelta, donde pasan sus días cuando él la visita en la Argentina. Felicidad digna de algún cuento de hadas, o por lo menos de alguna tira de su mentora Cris Morena.
A pesar de que residen en distintos hemisferios, la pareja supo encontrar la fórmula para que el amor se mantenga vivo aún en la distancia. Desde que se conocieron a fines de 2008, la actriz y el cantante viven su relación, de avión en avión, visitándose constantemente cada dos o tres semanas, aproximadamente. Cuando ella firmó contrato con Pol-ka, solicitó tener licencias para poder viajar y estar con el canandiense. Y lo vienen llevando a la perfección. Pero esta vez, el cronograma de visitas que tienen arreglado se complicó por los compromisos laborales de Bublé que impidieron que esté con Luisana en su cumpleaños.
Soplar la velita. El 18 de mayo la actriz de “Alguien que me quiera” celebró sus 23 rodeada de sus amigos y de su familia, pero faltaba alguien muy importante: su novio. El cantante había planeado viajar a Buenos Aires para esa fecha, pasar el fin de semana con ella y luego partir los dos juntos a Italia; sin embargo, se confirmaron algunos conciertos de su tour en París y tuvo que pasar ese día a kilómetros de distancia de su amada. Después de un festejo íntimo, la ex “Rebelde way” empezó armar sus valijas para vivir una luna de miel anticipada en Europa.
El viernes 21, alrededor de las 18, Luisana, empezó su camino a Ezeiza para tomar el avión que la reuniría con su novio unas horas después. A la mañana siguiente, luego de dormir durante el viaje, y hacer las conexiones correspondientes, la rubia se despertó en Venecia. Ése fue el día del reencuentro entre la argentina y su canadiense, que se estaba preparando para el concierto nada más y nada menos que en la Arena de Verona, mítico lugar por el que han pasado figuras, como por ejemplo, Luciano Pavarotti. Y, para los más románticos, el lugar donde Romeo y Julieta escribieron la mejor historia de amor.
La pareja no se veía desde fines de abril, cuando el intérprete de “Haven’t met you yet” anduvo por la Argentina y acompañó a su novia en la dolorosa muerte de su abuelo. La noche del recital, con un coliseo lleno de espectadores –ignotos y celebrities– Bublé no temió en expresar sus sentimientos y le dedicó todo el show a Luisana. Mientras ella, desde la platea le transmitía a sus fans su minuto a minuto en su Twitter: “En el show!! Tremendo la gente está a full!”, contó.
El día siguiente encontró a los enamorados en Milán, donde se dieron el lujo de recorrer sus calles y comprar en sus tiendas. Entraron a la exclusiva marca Belstaff, acompañados por el guardaespaldas de Michael que los cuidó en todo momento. Él recorrió las novedades de la colección, mientras que ella se mantuvo pendiente de su BlackBerry desde el que estaba en contacto con todos y actualizaba sus redes sociales. “Acá en Milán están todos muy contentos porque ayer ganó Milán en el fútbol! Y el gol lo hizo un argentino! (Diego Milito)”, contó desde la ciudad italiana. En la distancia Luisana se liberó y no tuvo pudor en confesar que había comido demasiada pizza y pochoclos.
La ajustada agenda de Michael Bublé le dio un poquito de respiro a la pareja, ya que recién el 25 el cantante tuvo que volver a subir a escena en Munich. En donde el clima les permitió disfrutar a pesar del calor. El tour siguió por Zurich, pero la ciudad no fue tan generosa y los recibió con un cielo gris, frío y con un poco de lluvia. De todas maneras, Lopilato no se apechugó y salió a caminar por la urbe con su trench. El 28, los amantes estuvieron en Berlín, donde el nuevo Frank Sinatra fue ovacionado en el estadio O2. Éste fue el comienzo del final del viaje. Dos días después llegó la despedida en Bélgica, en Antwerp, con una comida íntima, en los Países Bajos, donde la pareja estuvo junta por última vez, hasta que la agenda de Bublé le permita viajar a estas tierras o hasta que la actriz consiga nuevamente permiso de Pol-ka para ausentarse de las grabaciones de la telenovela protagonizada por Osvaldo Laport.
En Bélgica, Luisana no tuvo tiempo de ver en el Sportspalais el show de su novio con las canciones de su disco “Crazy love” (que ya se sabe de memoria de tantas veces que vio el recital). Ella se despidió tras de haber sido tratada como una reina en las ciudades más hermosas del Viejo Continente y en los hoteles más lujosos. De todas maneras, la actriz no se desconectó de todo de la Argentina y todas las tardes se trasladaba para ver por Internet el capítulo de “Alguien que me quiera”.
El lunes 31, Luisana despertó en la furiosa Buenos Aires, y como una Cenicienta que deja el cuento de hadas tuvo que lidiar otra vez con el tránsito porteño y regresar al trabajo. Sin embargo, se trajo el buen recuerdo de sus días con Michael que le servirá para aguantar la distancia hasta el próximo encuentro.
Fotos: archivo 7 DÍAS.
Fonte: ElArgentino
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